Esta última semana hemos visto cómo se ha ralentizado el crecimiento de las muertes diarias. Esto nos informa de que la decisión de cerrar colegios y universidades primero en algunas Comunidades Autónomas y posteriormente en el resto y declarar el estado de alarma en todo el país con las medidas de distanciamiento social dieron sus frutos pero no el suficiente. Nos hemos quedado a medio camino. Hemos pasado de crecer los nuevos contagios de forma exponencial a bajarlos a un ritmo lento. Pero hemos perdido de dos a tres semanas y miles de personas por el camino por no tomar en su momento la medida de paralizar las actividades económicas no esenciales. Cuando el 29 de marzo España decidió
reducir la movilidad de la población en el contexto de la lucha contra el COVID-19 el brote del coronavirus seguía solo un poco menos activo que el 12 de marzo en que se declaró el estado de alarma porque solo se consiguió bajar a un
R0 algo menor de 1. En cambio cuando China finalmente tomó la medida de paralizar la actividad económica no esencial consiguió rebajar la transmisión del virus a un número básico de reproducción
R0 de 0,5 y de esa manera superar el brote lo antes posible. Quienes tomaran la decisión de no paralizar la actividad económica no esencial en su momento lo único que consiguieron es frenar el crecimiento del contagio del virus y estabilizarlo en torno a 800-900 muertes diarias y de 80.000 a 180.000 nuevos contagios diarios durante dos semanas seguidas. Esto producirá en estas próximas semanas más de 5000 muertes, muchas de las cuales no tendrían por qué haberse producido de haber actuado antes.
Solo tras la paralización de la actividad económica no esencial podremos avanzar en el control del brote que asola en estos momentos a España, según el mismo decreto así lo indica:
"Teniendo en cuenta que la actividad laboral y profesional es la causa que explica la mayoría de los desplazamientos que se producen actualmente en nuestro país, se ha puesto de manifiesto la necesidad de adoptar una medida en el ámbito laboral, que permita articular la referida limitación de movimientos y reducirla hasta los niveles que permitirán conseguir el efecto deseado."
La mejor estrategia es rebajar las muertes diarias lo más rápidamente posible con el distanciamiento social más efectivo que se pueda y cuando se alcance un número manejable de casos activos ir levantando restricciones poco a poco de modo que no se supere de manera continua en ningún momento el
R0 de 1, que volvería a producir un nuevo brote.
Investigadores de las universidades de Zaragoza y Carlos III de Madrid han analizado la efectividad de las estrategias de distanciamiento social ante una pandemia como la de COVID-19. Este grupo ha realizado diversas simulaciones que muestran los efectos de tomar distintas medidas. En el artículo proponen varios escenarios (entre ellos, el confinamiento parcial como el de España y el confinamiento total no esencial) partiendo de una situación ideal en que todavía no hay casos ni muertos. El objetivo del estudio no es plantear una estrategia de medidas para un caso como el de España sino proporcionar herramientas para poder diseñarla. En España partimos de una situación con un brote activo con millones de infectados que hay que controlar cuanto antes. Lo primero es rebajar el brote a las menos muertes posibles y a unos números manejables para poder hacer un seguimiento real y fiable de casos y contactos (y eso solo se consigue con el distanciamiento social más efectivo posible) y luego ir levantando restricciones y mantener un seguimiento de la enfermedad para que no vuelva a superar el
R0 de 1. Aquí muestro una de sus simulaciones: la que más rápidamente rebaja los casos activos, en el que el 90% de la población observa la distancia social y se cierran las instituciones educativas. Consigue rebajar el número básico de reproducción bien por debajo del 1.
Lo que detectan todos sus modelos es que cuanto más efectiva es una medida para controlar la propagación, antes aparece un nuevo brote cuando se levanta esta. Cosa bastante obvia porque quedarán más personas por infectar, pero eso no supone ninguna razón para no aplicarla. Lo que indica es que hay que seguir aplicando las medidas necesarias para que no surjan nuevos brotes. Cada país tendrá que diseñar su estrategia en función de sus posibilidades. Si un país tiene un brote activo incontrolado y puede permitirse paralizar su actividad productiva durante un tiempo para aumentar la distancia social (y además dispone de medios para poder mantener posteriormente el número reproductivo básico por debajo de uno indefinidamente) debe hacerlo cuanto antes hasta que pueda detectar todos los casos activos y volver a controlar la situación. Un retraso de varias semanas como en España es funesto para sus habitantes: el daño económico y social de la parada económica será el mismo pero se evitarán muchas menos muertes. Otra cosa que debe evitar ese país es levantar las medidas demasiado pronto. Cuanto antes se vuelva a la situación de seguimiento de casos activos menos perjuicios económicos y sociales se producirán para la población por tener que aplicar medidas tan costosas como las que se tienen que aplicar en estos momentos en España para controlar la situación. El país tiene que sopesar el coste de tener paralizado toda la actividad económica no esencial durante unas semanas con la de tener confinada toda su población durante meses. En un país como España el mantener confinada toda la población durante meses supone un grave perjuicio (por no utilizar otros adjetivos) ya que una buena parte de esta, precisamente la más desprotegida, depende de trabajos que desaparecen mientras se mantiene esta situación.
Las siguientes gráficas pretenden mostrar la evolución probable de los casos de coronavirus hasta el 29 de marzo de 2020, fecha en la que el Gobierno de España había publicado en el BOE nuevas medidas para intentar frenar la expansión del virus. Efectivamente si se mantiene la tendencia actual vemos una disminución paulatina de casos diarios, pero a una velocidad que nos aboca a que el brote tarde en desaparecer bastantes semanas. Estas gráficas no pretenden dar estimaciones fiables porque se desconocen por el momento datos fiables para poder hacer predicciones realistas pero ofrecen una aproximación a lo que podría estar pasando en España. El número de infectados podría ser fácilmente el doble o el triple de lo que presento aquí. He intentado ser conservador en las predicciones. Pero lo interesante de estas gráficas son las tendencias. Es de esperar que haya cambiado la curva de contagios a partir del 29 de marzo pero hasta mediados de abril no se podrá observar los efectos de las nuevas medidas en las muertes diarias y podamos estimar el nuevo número básico de reproducción
R0.
De momento la evolución de muertes hasta el 05/05/2020 podría ser la siguiente:
Por contraste muestro a continuación las predicciones que hacen para España en la web del
Institute for Health Metrics and Evaluation. La curva de muertes cae en picado porque calcula la curva presuponiendo que hay un distanciamiento social efectivo. Hecho que no se ha producido en España por mantener abiertos muchos puestos de trabajo no imprescindibles. Hace algunos días predijeron que ya debíamos tener ahora menos de 300 muertos diarios https://covid19.healthdata.org/spain
El
Institute for Health Metrics and Evaluation pronostica que en España el 5 de mayo habría menos de 10 muertos diarios por lo que estaríamos pensando en levantar restricciones y que el número de muertos acumulados sería menor de 20.000.
En cambio si se vuelve a la actividad económica previa al 29 de marzo las muertes diarias el 5 de mayo todavía podrían seguir siendo significativas y las muertes acumuladas más de 25000.